De 2 a 5 años de Edad: los Años de “Adiestramiento de Perros”

“Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirigen: ´Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, 6 porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.´” (Hebreos 12:5-6)

De 2 a 5 años de Edad: los Años de “Adiestramiento de Perros”

Disfruté de vivir en la ciudad de Nueva York durante dos años a fines de la década de 1990, mientras cursaba una maestría en presentación en trompeta en Manhattan School of Music. Tom condujo desde Milwaukee durante las vacaciones de verano y pasó varias semanas viviendo en la casa de su abuelo en New Rochelle, un pueblo cercano. Pasó sus días trabajando como camarero en un restaurante destartalado en el Upper West Side, enseñando inglés como segundo idioma a los latinos, y ayudándome a pasear a muchos perros cuyos ricos dueños estaban ocupados ganando montones de dinero, una buena parte de lo cual nos pagaron por llevar a su pequeño Fido a pasear varias veces durante el día.

La mujer que nos contrató era todo un personaje. Era dura, un tipo de general, que llamaba a las calles “el campo,” gritaba órdenes, y se enojaba mucho si un perro fue paseado incluso unos pocos minutos tarde. Dormía en una cama tamaño king con sus dos pastores alemanes gigantes, que fueron plagados de pulgas. También, ella siempre estaba acompañada por un pequeño caniche de tres patas que usaba una silla de ruedas diminuta y chirriante debajo de su pierna perdida.

Estaba aterrorizada de esta mujer. Había días en que yo llegaba corriendo y sin aliento de la Universidad, solo unos minutos tarde para pasear a uno u otro perro. Saliendo del edificio con mi cómplice de cuatro patas, miraba ansiosamente hacia arriba y abajo de la calle. Quise asegurarme de que la ´general´ no estaba a la vista antes de que saldría cautelosamente del edificio. Sin dejar de mirar nerviosamente por encima de mi hombro, me dirigía hacia la casa del siguiente perro.Sin embargo, debe haber tenido un sistema de radar interno, porque yo inevitablemente escucharía el extraño crujido de la silla de ruedas de su caniche, y ella aparecería de la nada, lista para castigarme por llegar tarde.

Todos Aman a Benjy

A pesar de su carácter colorido, o tal vez además, ella realmente nos enseñó mucho sobre perros. Una de las lecciones más aplicables a la crianza de los hijos fue cuando caminaba con Benjy, un adorable cachorrito de labrador chocolate a quien le encantaba tomar el asa de su correa en la boca y “caminar él mismo.” Saltaría con orgullo en plena vista de los multitudes de transeúntes, los cuales le miraron con deleite.

Todos querían a Benjy. El panadero que trabajaba en la esquina le arrojaba un panecillo caliente y fresco cada vez que pasábamos. Era adorado por cada niñera cuyo camino cruzábamos. Además, los porteros irlandeses del Upper West Side lo saludaban con una sonrisa y una acaricia por su cabeza. Era mi perro favorito para caminar, y esperaba verlo cada tarde.

En una calurosa tarde, mientras Benjy me paseaba, la ´general´ apareció fuera de las sombras y me reprendió por dejarle sostener su correa en su boca. Si su actitud era dura, su razonamiento era sensato. Puede que sea lindo mientras él es un cachorro, ella explicó, pero cuando crezca y se haga más fuerte, definitivamente NO será lindo. Él será casi imposible entrenar. Si hacemos el esfuerzo de enseñarle de la manera correcta como cachorro, será un perro agradable y de buen comportamiento el resto de sus días.

Los Primeros Cinco Años de Vida

Los primeros cinco años de la vida, los cuales yo identifico como “los años de adiestramiento de perros,” son extremadamente críticos en términos de establecer patrones de disciplina, obediencia, autocontrol, compasión por los demás, y muchas otras habilidades que servirá a su niño a lo largo de su vida.

En el caso de que estés llena de indignación en este momento, para aclarar las cosas, NO estamos diciendo que nuestros niños son “perros.” Sin embargo, hay algunas similitudes en el método de modificación del comportamiento pavloviano simple, que es utilizado para entrenar a animales y también funciona extremadamente bien con niños pequeños.

Los niños pequeños no entienden ni responden a correciones con muchas palabras y razonamientos. Son pequeños seres cuyo trabajo es ver hasta dónde pueden empujar y poner a prueba los límites que los rodean. Su meta es aprender un sinnúmero de cosas sobre la vida. ¿Qué pasará si me arranco el pelo de mi hermana? ¿Qué pasará si no comparto mis juguetes con Jimmy? ¿Qué pasará si mamá dice “no” y yo todavía lo hago? ¿Quién está realmente a cargo aquí?

Cuando Pensé Que Mi Hijo No Pudo Malcomportarse

Después de todos los problemas que tuvimos en dar la luz a nuestros bebés, me merecía un premio por ser una de las madres más agradecidas del universo. Llevaba al pequeño Alex a todas partes conmigo en una mochila. Me encontré llorando de gratitud a Dios cuando fuimos al zoológico, dimos un paseo, o vimos un desfile. Había encontrado mi cumplimiento en la maternidad, y en mis ojos nuestro pequeño ángel no podía hacer nada malo.

Alex tenía alrededor de un año y medio cuando mi amiga Dana vino una tarde a visitar. Llamé a Alex para que viniera, pero él se escondía debajo de la mesa de la cocina, negándose a salir. Avergonzado, me arrastré por debajo de un extremo de la gran mesa de la cocina para sacarlo, y con la misma rapidez él se deslizó por debajo del otro extremo de la mesa y se escondió allí, riendo.

Mientras que me arrastraba por debajo de la mesa tratando de acorralar a mi angelito para sacarlo, Dana entró en la cocina. “Jen,” ella dijo con suavidad, “¿te das cuenta de que Alex está siendo irrespetuoso?”

Nos Entrenaron y Nos Guiaron

Mi primera reacción fue sorpresa, y la segunda fue la negación. ¿Irrespetuoso? ¿Alex? Seguramente no! Solo está jugando, mostrando su creatividad para encontrar escondites. Sin embargo, mientras me movía fuera de debajo de la mesa para considerar sus palabras, traté de ver la situación desde su perspectiva. Ella estaba más avanzada en la crianza de niños, y estaba logrando mucho con sus hijos. Era cierto que Alex había desobedecido cuando le dije que saliera. Tal vez … posiblemente … ella tenía razón.

Le pregunté cómo sugeriría que yo hiciera las cosas de manera diferente, y así comenzó un viaje para el cual estamos eternamente agradecidos hasta el día de hoy. Cuando Dana y nuestra otra amiga, Jamie, nos entrenaron y nos guiaron, empezamos a darnos cuenta de que necesitábamos administrar nuestro pequeño tesoro en ese momento, antes de que se convirtiera en un gran tesoro que sería muy difícil de manejar en el futuro.

Nuestros esfuerzos con Alex dieron sus frutos rápidamente, y con los tesoros número dos y tres tomamos un enfoque diferente y más estructurado desde el principio. La diferencia principal fue que nuestros días, y nuestras vidas, se volvieron “dirigidas por los padres.” Esto significa que en lugar de reaccionar ante cada situación que nos sorprendió, tomamos medidas para crear el ambiente de aprendizaje que deseábamos en nuestro hogar.

Nuestro Objetivo era Disfrutar de la Crianza de Nuestros Hijos

¿Qué queríamos? Pequeños seres que fueron creativos, inteligentes, felices, y obedientes, y cuya presencia sería una bendición no solo para nosotros, sino también para los demás. También queríamos disfrutar criando a nuestros hijos tanto como fuera posible. Decidimos que nuestro entorno familiar debía ser pacífico, estimulante, y lleno de amor y respeto. Para lograr eso, establecimos un horario familiar.

Despertaba a los niños a la hora que establecía, que era generalmente entre las 6:30 y las 7 am. Si un niño se levantaba antes de eso, o entraba a nuestra habitación durante la noche, hicimos el truco de “Super Nanny.” Les coloquaríamos de manera tranquila y silenciosa otra vez en su cama. Si el niño saldría otra vez, repitiríamos esto lo suficiente hasta que entendiera que no iba a ganar esta batalla. Así, el niño por fin decidiría que era más fácil simplemente quedarse en la cama.

Nuestro Horario Diario

Nuestra rutina cada mañana incluiría el desayuno, que hemos discutido en el capítulo anterior, y una hora de juego interactivo. Luego tendríamos lo que llamabamos la “Hora de Manta” cuando nuestros hijos eran más pequeños, y la “Hora de Habitación” a medida que crecían.

Durante la “Hora de Manta,” el niño se sentaba en el suelo sobre una manta colorida, con los juguetes que yo había elegido para él. Él estaría contento de jugar con esos juguetes durante el período de tiempo que decidí que él estaría encima de la manta. Cuando empezamos a implementar esto alrededor de los dieciséis meses de edad, nuestro objetivo era simplemente enseñarle al niño a permanecer allí, aunque no había muros para retenerlo, hasta que dijimos que podía levantarse de la manta.

Cuando comenzamos con Alex, declaramos que era una victoria si se quedaba en la manta durante cinco minutos. A medida que pasaba el tiempo y él aprendió a concentrarse más en el juguete o en algunos juguetes colocados frente a él, ¡pudimos extender el tiempo gradualmente hasta treinta minutos!

Si Podemos Entrenar a un Perro, Podemos Entrenar a un Niño

Aquí en Medellín, tenemos un perro dulce y hermoso de color castaño. Ella se llama Cookie. Hace años, nuestra hija Abby, que ahora es adolescente, haría a Cookie sentarse. Después, Abby pondría una galleta en el suelo a unos pocos pies delante de la nariz de Cookie, y le diría, “Espere…espere…. espere….” mientras Abby se retrocedaba de ella.

Cuando Abby finalmente diría, “Ven!” Cookie se levantaría, meneando la cola alegremente, y engullaría la galleta, sonriendo con su sonrisa de perrita. Todo su cuerpo se retorcería de placer, y estaba claro que cada centímetro de ella era feliz.

Algunas lecciones se pueden aprender con este ejercicio. Una es que un perro puede ser entrenado para permanecer en un lugar, incluso si no hay una correa o una pared para evitar que se vaya. Además, cuando a Cookie finalmente se le permite comer su galleta, ella está supremamente felíz. Enseñarla sus límites no ha dañado a su pequeño espíritu. Ella está feliz de saber qué nos agrada, qué esperamos de ella, y dónde están los límites.

Los Beneficios de la “Hora de Manta”

Los beneficios de la “Hora de Manta” son muchos. El principal de ellos es el hecho de que el niño aprende a examinar y jugar con uno o unos pocos juguetes. Imagine al niño que toma un juguete, se aburre inmediatamente con él, lo tira a un lado, toma otro, solo para aburrirse con ese juguete, lo tira a un lado, etc. Usted conoce la rutina. Avance rápido en estos diez años, y ya tenemos un hijo que recibe el “más recien” juguete, solo para aburrirse unos días más tarde, e inmediatamente exige el siguiente “más recien” juguete.

La “Hora de Manta” ayuda que un niño aprenda a ser creativo con los juguetes que usted, el Padre Sabio, elige. Usted ha decidido que es hora de que su hijo crezca en su conocimiento sobre los sonidos, los números, los bloques de apilamiento, los rompecabezas, las páginas para colorear, los libros…lo que sea. Usted, el Padre Sabio, proporciona una oportunidad estructurada para que su hijo experimente y aprenda, pero con libertad para irse (porque es una manta, no una celda de la cárcel).

Su hijo tiene que aprender a ELEGIR quedarse y concentrarse en lo que esté frente a él. Los beneficios son enormes. Esto ayudará mucho su desarrollo, y tendrás niños enfocados, curiosos, y creativos que tendrán la oportunidad de convertirse en adultos enfocados, curiosos, creativos, y altamente productivos. Estos adultos serán buscados y altamente respectados en sus carreras por su creatividad, ingenio estratégico, y capacidad de resolver problemas.

La “Hora de Manta” se Convierte en la “Hora de Habitación”

La “Hora de Habitación,” una versión graduada de la “hora de Cobija” que comenzamos a implementar con nuestros niños cuando tenían aproximadamente cinco años, es una libertad que se obtiene el niño cuando demostra ser capaz de enfocarse en el juguete o juguetes que elegimos para ellos cuando están encima de la cobija.

Con la “Hora de Habitación,” se les daba la oportunidad de jugar tranquilamente en sus habitaciones durante una hora, mientras Mamá preparaba la cena, lavaba la ropa, limpiaba la casa, llamaba a una amiga, tomaba una siesta, etc. Los niños podían elegir entre una variedad de actividades, como leer un libro, jugar con juguetes, básicamente hacer cualquier cosa sana que los mantuviera en su habitación y quieto.

La “Hora del Sofá”

Imagina este escenario. Papá se fue a trabajar por el día. Mamá se preocupa por uno o más niños pequeños, al mismo tiempo que realiza las tareas diarias. Las cosas básicas, como tomar una ducha, requieren su mejor esfuerzo y una planificación cuidadosa. A las 5 p.m., incluso la mamá más enérgica será lista para un descanso. Las horas que han pasado parecen días. Ella ha amada, disciplinada, enseñada, y formada a pequeños seres humanos a lo largo del día. De alguna manera también ella ha logrado crear una deliciosa cena que se está cocinando a fuego lento cuando entra Papá.

Cuando Papá entra en la casa, sus hijos corren hacia él alegremente, con los brazos extendidos. Piensan que él es absolutamente lo mejor que han visto en todo el día. Papá, que puede o no recibir ese tipo de respeto y honor todos los días en el trabajo, se arrodilla para abrazarlos, y su abrazo se convierte en un festín de cosquillas que deja a todos sin aliento en el piso, la camisa de Papá desabrochada y el cabello de todos desordenado.

Esto es pura alegría para el padre. Esto es lo que ha esperado durante todo el día. Ha soñado lanzar una pelota con Junior, o jugar muñecas con su preciosa hija. Está agotado de su largo día en el trabajo, pero emocionado de estar en casa.

¡El Refuerzo Ha Llegado!

En este escenario imaginario, Mamá todavía está en pantalones de chándal, tiene comida de bebé seca en su camisa, y las telas de araña en su cabello por ir detrás del sofá del sótano para sacar el juguete favorito de Junior. Ella ha luchado y ganado una docena de batallas a lo largo del día, y también ha perdido algunas. Ella no viene corriendo a abrazar a Papá, sus ojos brillando con admiración. Ella lo mira y piensa un pensamiento, ¡¡¡EL REFUERZO HA LLEGADO!!!

Papá ya está encargado de los niños, así que después de un rápido abrazo y beso, Mamá sube las escaleras, llena la bañera con el agua más caliente que puede manejar, agarra la última novela que ha estado leyendo, y se prepara para estar sola y en paz por en rato.

Todo esto está bien, pero ¿qué sucede con su relación como esposos? Mamá puede recibir el descanso que tanto necesita, pero cuando está relajada y lista para conversar con su esposo, es posible que el ya estaría durmiendo en el sofá.

¿O qué sucede si Papá tiene un trabajo que le obliga a ir a trabajar temprano y llegar tarde a casa? Tal vez Mamá y Papá puedan intentar decir algunas palabras cuando él llegue a casa, pero los niños se arrastran por encima de ellos, exigiendo atención.

¿Cuándo se Conectan Mamá y Papá?

Hay un número infinito de situaciones de “qué pasaría si,” pero la pregunta principal es esta, ¿Cuándo se conectan Papá y Mamá como esposo y esposa? Después de todo, algún día en un futuro no muy lejano los niños se irán de la casa y Mamá y Papá volverán a estar juntos en la felicidad matrimonial post-niños que se llama el “nido vacío.” Si han perdido su conexión durante los años de crianza, ¿cómo se volverán a conectar después de tanto tiempo?

Comenzamos a implementar la “Hora del Sofá” cuando Alex tenía aproximadamente dieciocho meses de edad. Nos aseguramos de tomar el tiempo justo después de que Tom regresara a casa del trabajo para que, independientemente de lo que pasara en el resto del día, hubiéramos invertido en nuestra relación. Todavía lo hacemos diariamente, y no planeamos renunciar esto núnca.

¿Qué Es la “Hora del Sofá?”

Entonces, ¿qué es la “Hora del Sofá?” Es una zona libre de niños para los padres, donde pueden sentarse juntos en un sofá a plena vista de sus hijos y amarse. Se abrazan, hablan de su día, quizás Mamá llora un poco, tal vez papá habla de sus pruebas y tribulaciones en el trabajo. Se ríen, comparten, y recuerdan por qué se enamoraron.

Pues, cualquier niño que valga la pena su peso se pondrá celoso de este momento cuando sus padres comienzan a implementar la “Hora del Sofá.” Él sonreirá con su sonrisa más encantadora, lanzará su rabieta más salvaje, traerá su juguete favorito, saltará al regazo de papá, intentará meterse entre sus padres en el sofá…lo que sea.

Es un genio, y los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Él sacará sus mejores trucos y sus padres tendrán que estar listos para ellos. Tomará los mejores esfuerzos de Papá para quitar a Junior con amor pero con firmeza del sofá y colocarlo en el piso, diciendo “Estoy en la ´Hora del Sofá´ con Mamá.”

Hay Que Luchar por la “Hora del Sofá”

Tu objetivo la primera vez es que su niño se dé cuenta de que hay una cosa llamada la “Hora del Sofá” y que no lo incluye a él. Puede durar cinco minutos, o si él se aburre y se da por vencido, puede que se encuentren con una “cita” encantadora para la cual ni siquiera tuvieron que salir de la casa.

A medida que Junior se acostumbra a la “Hora del Sofá,” puedes extender el tiempo. La cena puede esperar, cortar el césped puede esperar, pintar el garaje puede esperar. Lo que es importante durante los años de “adiestramiento de perros” es que Mamá y Papá mantienen su conexión y recuerdan que una vez, hace mucho tiempo y en una galaxia muy, muy lejos, eran dos personas sin hijos que estaban locamente enamorados. Vale la pena luchar y proteger la “Hora del Sofá,” porque ayudará a mantener su matrimonio saludable.

La “Hora del Sofá” en realidad crea una sensación de seguridad en sus hijos. Los niños a menudo se comportan mal si ven, oyen, o sienten el estrés en un matrimonio, que puede tomar formas tan variadas como un tratamiento silencioso o el gritar.

La falta de comunicación entre los padres es una causa común de este tipo de estrés. Piense en el mensaje que el estrés conyugal le envía a su hijo. “Usted no está segura,” “La relación entre Mamá y Papá no es algo seguro.” “Es posible que no se amen en realidad.” La “Hora del Sofá” promueve lo contrario, y puede comenzar incluso antes de que nazca su hijo.